martes, 3 de mayo de 2011

Espejo, espejito...

     Juro que no había tomado, sólo estaba encandilada. ¿Creés que la soledad es algo dañino? A veces es tan disfrutable, tan mía… me hace sentir tan única que me convierto en un ente independiente de cualquier cosa. Sólo por algunos momentos. Después, en mi enajenamiento, tengo ansias de fumarme un fasito. Lo pienso. No tengo muchas ganas, (¡qué contradictoria, qué pelotudez!) pero está, pienso que puedo ver las cosas desde otro punto de vista.
      Arrancó.
      Es un regocijo, a pesar de las no-ganas. Escucho música y siento la profundidad y la gravedad de las melodías. Es triste, pero bello a la vez. Las sensaciones se potencian, la cabeza maquina y se revoluciona, ¿en qué momento empecé a sentirme así? Todo ocurre tan rápido, qué confusión man. Sigo con lo que empecé, pero ahora tengo la sensación de que a veces me siento tan sola que olvido qué día es, y olvido cómo se escribe mi nombre. Son cosas irrelevantes, por cierto. Soy una mujer, podría tener cualquier nombre y vivir en cualquier día y época, pero me toco ésta. A nadie le puedo reprochar esta suerte, y tampoco tengo a quién agradecerla.
-¿Qué es un delirio?
-Una falsa percepción de tus sentidos, mujercita.
-¿Y una ilusión?
-Pues… supongo que una falsa percepción también...o una falsa o errónea creencia…
-¿De qué?
-Y… de la realidad. O de lo que por convención todos llaman realidad.
- Pero si es mi realidad, ¿qué más da lo que diga la mayoría?
-Cariño, las masas son dominantes.
-Yo no pertenezco a ninguna masa.
-Eso es lo que creés.
-No me atormentes, yo hago lo que quiero, pienso con autonomía y libertad, yo creo mi propia realidad, yo veo el océano en su grandeza antes de ver al pequeñito barco sobre él.
-…
-No deberías luchar así conmigo.
- Juego en contra esta vez, otra vez, ¿no es cierto cariño?
-Siempre lo hacés.
-Lo siento…
-Nunca vamos a separarnos.
-Lo sé. Deberías ver el lado bueno de esta lucha. Estoy aquí para resaltar la porquería de la que querés escaparte, no intento contradecirte, sólo remarco esas cosas que odiás, para que puedas encontrar tu propio camino y llenarte de paz. No tengo otra alternativa. No estás sola, yo puedo decirte cómo se escribe tu nombre si lo necesitás; o puedo hacerte caer tanto, tanto, que el dolor que sentirás será más grande que cualquier apetito y de él sólo podrás salir luego de tu tiempo de duelo, un duelo que terminará cuando estés preparada, cuando ya no te importe sentir dolor, o cuando ya no te importe en absoluto. Como aquella vez, con…
-¡Basta!
¿Te acordás cuánto te costó dejarlo ir?
-No me hables de eso.
-Aún te cuesta, ah, es un duelo del que todavía estás saliendo, ¿verdad? Pero calma, cuando ya no te importe sentirlo en absoluto, verás el sol brillar sobre nuestro cuerpo con más fuerza y energía que nunca y te deleitarás con la gracia de nuevos encuentros.
-¿Desinterés?
-No tanto y no por todo.
-Nirvana.
-Si vos lo decís…
¿No creés que de a poco esa nueva luz puede ser “la gracia de nuevos encuentros” de la que te hablo? Yo creo que es bastante prudente arriesgarse en este caso.
-Pero tengo miedo de desencantarme. Aunque me encantaría tomar este riesgo. De hecho, lo estoy haciendo, ¿o no? Cuidadosamente…quizás más, quizás cada vez menos. En esta balanza pesan más los momentos de regocijo que los momentos de sufrimiento, y eso está muy bien. Pero pienso en el después, siempre va a ser mi temor, ya no soy tan crédula.
-Siempre podés volver a enamorarte… si es que me estás hablando de amor.
-Pero no soy tan fuerte para soportarlo.
-¡Jajajaja! No te pongas en víctima; es algo normal, por desgracia, tener el corazón roto. El futuro no existe cariño, el futuro es un invento, sólo podés vivir el presente y hacer de él lo más llevadero y agradable posible. No me hagas expresarme con frases que parecen hechas o sacadas del reverso de un fucking calendario, ja. Tu realidad es la de ahora. Vamos, es tan bello… y su manera de hablar…y… ¿No te refleja ese niño que quisieras siempre ser?
-Yo quiero mi realidad.
-La tenés, nunca nadie puede negártela, ni yo… o sea, ni vos misma. No debés permitirlo jamás, sería un vejamen horrendo contra vos misma.
-Se supone que debo sonreír con eso, ¿no?
-Podés hacer lo que quieras, si te sentís mejor llorando tus miserias antes de ver lo lindo de una sonrisa, no voy a oponerme. Por otra parte, sabés que llorar no es algo malo ni vergonzoso.
-Es que me siento muy débil frente a tanto mundo armado, hecho a medida. Yo no tengo medidas. ¿Soy una inadaptada?
-Sí. ¿Qué otras facultades pensás que tenés?
-Bueno, muchas, claro. En mi interior me jacto de ser comprensiva. 
-Deberías escucharte.
-No ahora, ya te escuché demasiado. Mejor me voy a escuchar a Dolina.

http://www.youtube.com/watch?v=5UjnJkEO_-4
"Ingenua esfinge, tu perfumada suavidad me hace vivir extrañándote...♫"




No hay comentarios:

Publicar un comentario